“…aquellos que tenían reputación de ser importantes--quiénes hayan sido en otro tiempo, a mí nada me importa; Dios no hace distinción de personas-- a mí, a la verdad, los de reputación no me añadieron nada nuevo….” Gal. 3:6
Charles Thomas Studd, famoso misionero Ingles que trabajo en India, China y África decía que, “el requisito para ser utilizado por Dios es una reputación perdida.” Tal mentalidad nos permite entender la gran labor misionera que el realizo durante su vida; y definitivamente, la mente de un cristiano que quiere ser utilizado por Dios no puede depender de la reputación del mundo. O sea, el ‘qué dirán las gente’ no puede ser el termómetro para servir a Dios.
Cuando uno es verdaderamente salvo y quiere servir a Dios, pues tiene que cuidarse de no buscar el agrado de los hombres porque tal pensamiento pude hacer que la libertad que tenemos en Cristo se afecte. Cuando el Apóstol Pablo escribió a los Gálatas lo hizo porque muchos buscaban la sombra, el respaldo, y el apoyo de los judíos cristianos a través del uso del legalismo de la ley; pero tal comunión no era buena porque muchos judíos cristianos estaban enseñando un evangelio muy diferente al de Jesucristo. De hecho, estaban exigiendo a los nuevos creyentes a circuncidarse.
Pablo tenía el evangelio verdadero, el cual llamaba a una circuncisión verdadera que no era en la carne sino en el espíritu. Cualquier otra enseñanza era reducir la libertad que tenemos en Cristo a esclavitud. Pablo, quien era drástico en sus doctrinas dice claramente que no le importaba la reputación. El cristianismo, hermanos, ha de tener tal mentalidad. Cuando uno es libre en Cristo, uno no puede buscar reputación. El Diablo quiere que busquemos reputación, buen nombre, buena posición, pero tal cosa es reducir nuestra libertad a esclavitud. Hermanos, solo busquemos agradar y servir a Dios, El se encargará de nuestra reputación. -¡Amén!
Pastor Israel Cordovés, Jr
Pastor Israel Cordovés, Jr