Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. -Mat. 7:24
En esta parábola Jesús hace una comparación entre la firmeza de sus palabras y una casa edificada sobre la roca.
De esta parábola aprendemos que un día, al enfrentar las duras pruebas de la vida, sinsabores ejemplificados en la lluvia, en los ríos y en los vientos; si ponemos las palabras de Jesús por obra, resistiremos. Nosotros al no ser de los que ignoran al maestro pues no somos víctimas de la insensatez. Un día, al igual que el oyente insensato, los que ignoran las palabras del Divino Maestro enfrentaran las lluvias, los ríos crecidos, y los vientos que amenazaran sus vidas, sus hogares, sus esposas, sus esposos, sus hijos, sus trabajos, la salud; y no tendrán paz en medio de tales pruebas. Ese día, se sabrá lo simple del conocimiento que ellos tenían de las palabras de Jesús o si edificaron sobre palabras que no son las del Señor.
Cuando Jesús terminó su sermón con esta parábola, cuenta Mateos que, “…la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas (Mt 7:28-29).” Hoy, nosotros vivimos con la experiencia de ese fenómeno en el cual la gente se admira de las palabras de Jesús al oír desde los pulpitos, pero todo se queda en esa admiración. Las gentes se admiran de Jesús y de sus enseñanzas. Sin embargo, el problema permanece vigente: Muchos oyen pero no practican. El vivir la vida cristiana victoriosa consiste en el dilema oír vs. obedecer.
Si oímos y obedecemos somos prudentes, de lo contrario, aceptemos nuestra necedad.
¡Amén!
Pastor Israel Cordoves, Jr.
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