El verbo griego traducido como “murmurar” en el Nuevo Testamento es γογγύζω (gongýzō), una onomatopeya que imita el sonido del murmullo o refunfuño de una persona que se queja:
gong-gong-gong... → “murmurar”
Este verbo
describe a quienes expresan descontento o crítica en voz baja, revelando una
actitud de queja interior más que una conversación abierta.
¿Qué es una onomatopeya?
Una onomatopeya
es una palabra que suena como el ruido que imita. Se utiliza para representar
sonidos naturales o acciones repetitivas, dando vivacidad al lenguaje.
Ejemplo de
definición sencilla:
“Una onomatopeya es una palabra cuyo sonido imita el ruido que describe.”
Cinco ejemplos de onomatopeyas
1. Zumbido — imita el sonido de las abejas o insectos
Ejemplo: “zzz...” El zumbido de las abejas llenaba el jardín.
2.
Clic — reproduce el sonido seco de un botón o interruptor
Ejemplo: “clic” Con un clic, se abrió la ventana del programa.
3.
Murmurar — imita el sonido bajo y confuso de
muchas voces
Ejemplo: “mur-mur-mur” El pueblo murmuraba en voz baja contra Moisés.
4.
Guau — reproduce el ladrido de un perro
Ejemplo: “guau-guau” El perro ladró fuerte cuando vio al extraño.
5. Tic-tac — imita el sonido del reloj
Ejemplo: “tic-tac, tic-tac” El tic-tac del reloj marcaba el paso del tiempo.
Conclusión
Así como gongýzō
suena como una queja, las onomatopeyas nos ayudan a oír con palabras los
sonidos del mundo que Dios creó. En Santiago, “murmurar” no es solo un sonido,
sino una actitud que refleja inconformidad del corazón.
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