Comentario sobre Febe la Diaconisa por William Hendriksen

Este comentario sobre la Febe la diaconisa lo he tomado del comentario de Romanos de William Hendriksen. Yo considero que es uno de los mejores comentarios que mas luz da sobre el tema.

La lista de saludos es precedida por una nota en la cual cierta mujer llamada Febe es presentada y cálidamente recomendada a la iglesia de Roma. Es razonable pensar que fue Febe quien, al partir hacia Roma, llevó consigo la carta de Pablo y la entregó a sus destinatarios. Algunos manuscritos hasta hacen mención de esto en una postdata. Nos es fácil comprender que una nota o carta de recomendación, que sirviera de credencial, era de gran valor tanto para el portador como para los receptores. Cf. 2 Co. 3:1. 

El nombre de la dama, Febe, quiere decir brillante, radiante. Deriva de la mitología pagana al ser otro de los nombres aplicables a Artemis, la brillante y radiante diosa de la luna, identificada con la diosa romana Diana. Hay quienes piensan que Febe debe haber sido una cristiana gentil puesto que—según ellos—los judíos no le hubieran puesto a sus hijos nombres paganos.

Este razonamiento podría ser cuestionado, sin embargo. Debemos recordar que, como resultado de la conquista de Alejandro Magno, con la consecuente difusión de la cultura helenística, los nombres de origen griego-pagano se hicieron populares en todo el imperio. También los judíos pronto adoptaron el hábito de dar a sus hijos nombres griegos, así como hoy en día padres cristianos no vacilan en llamar a sus hijos Darío, Penélope, Diana o Alejandro, etc. ¿Y hay acaso alguien que se moleste en cambiar los nombres paganos de los días de la semana?421

Cuando Pablo llama a Febe “nuestra hermana”, él quiere decir “nuestra hermana en el Señor”. Y prosigue: “que es (o “que también es”)422 una servidora de la iglesia en Cencrea”. Cencrea era el puerto de Corinto que miraba hacia Asia. Estaba situada sobre el Golfo Sarónico. Pocos años antes Pablo había zarpado desde este puerto en camino desde Corinto hacia Efeso (Hch. 18:18).

Al llamar a Febe servidora de la iglesia de Cencrea Pablo probablemente indica que ella ocupaba una posición estable y desarrollaba en esa iglesia y para la misma una función definida e importante. En consecuencia ella es llamada una diakonos de dicha congregación. En Ro. 15:8 es dice que Cristo se había hecho un diakonos, es decir, un siervo, de los circuncidados. A ellos él les ministró. Pero lo palabra diakonos puede usarse también en un sentido más especializado o técnico. En Fil. 1:1 y en 1 Ti. 3:8, se refiere, en el plural, a diáconos.

Si ese sentido técnico es aplicable a la palabra tal como aquí en Ro. 16:1 se la usa, entonces Pablo está llamando a Febe diaconisa. Ahora bien, hay que reconocer que en un siglo posterior, el oficio eclesiástico de diaconisa no era desconocido.423 La pregunta, sin embargo, es: “¿Hace el Nuevo Testamento, aquí o en algún otro lugar, referencia a un oficio eclesiástico tal, o sea, el de diaconisa?” En cuanto a este tema, hay diferencias de opinión. Los detalles están en la nota424.

La ausencia de cualquier mención de diaconisas en el resto del Nuevo Testamento es un hecho. En cuanto a 1 Ti. 3:11, véase C.N.T. sobre ese versículo y sobre Tit. 2:3–5.

Para descubrir qué clase de función específica tenía Pablo en mente cuando llama a Febe diakonos de la iglesia en Cencrea, debemos prestar mucha atención a lo que dice; a saber: “Denle una bienvenida en el Señor que sea digna de los santos”, o sea una bienvenida como la que cabe esperar de los santos. Luego añade: “denle cualquier ayuda que pueda necesitar … ya que ella ha sido de ayuda425 a mucha gente, inclusive a mí mismo”.

Es posible que esta sea la clave que nos dé el significado del problema que estamos considerando. A la luz de los hechos registrados en 16:1, 2, ¿qué tipo de ayuda necesitaría Febe al llegar a Roma, que evidentemente no era su lugar de residencia? ¿No serían protección y especialmente hospitalidad? ¿Y qué tipo de ayuda necesitaban aquellos viajeros que al viajar del oriente al occidente o del occidente al oriente se detenían temporariamente en el puerto de Cencrea, la ciudad de Febe? ¿No es un hecho que aun hoy grandes puntos de confluencia tales hacen que los extraños se sientan algo nerviosos? ¿No era lo que ellos necesitaban una cordial palabra de bienvenida, un buen asesoramiento, protección contra el peligro y con frecuencia un hogar amigable en el cual pasar la noche o aun los días y noches que faltaban hasta que partiese la próxima nave hacia su destino?

En otras palabras, era hospitalidad lo que se necesitaba en la muy activa Cencrea. Y era hospitalidad lo que Febe sabía ofrecer. ¿No es acaso probable que, como Lidia (Hch. 16:11–15, 40), Febe fuese una dama cristiana de recursos, bendecida con una mente alerta y con un corazón rebosante de bondad y servicialidad? Quizá, tal como Lidia, Febe fuese una mujer de negocios.

Es fácil entender que Pablo debe haberle enviado muchos “casos” a Febe. Por esta razón, y probablemente por otras, Pablo puede decir: “ya que ella ha sido de ayuda a mucha gente, inclusive a mí mismo”.

Se puede encontrar una lista de buenas mujeres, incluyendo a Febe, que se mencionan en la Escritura, en el C.N.T. sobre 1 Ti., pp. 153, 154. La lección es clara. Hay dos extremos que es necesario evitar: (a) el de ordenar mujeres para ocupar oficios eclesiásticos cuando no hay en las Escrituras justificación como para hacerlo; y (b) el de pasar por alto los muy importantes y valiosos servicios que mujeres alertas y devotas pueden rendir a la iglesia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.[1] 



421 Puede encontrarse más información sobre este tema de los nombres paganos en el C.N.T. sobre Filipenses, pp. 162, 163, nota 116.

422 No hay seguridad respecto a si καί es auténtico.

423 Véase Apostolic Constitutions II 26, 57; III 7, 15. Consúltese también sobre este tema a S.H.E.R.K., Vol. 1, p. 245.

424 Entre los que están a favor de traducir diaconisa aquí en Ro. 16:1 encontramos a los siguientes: C. Hodge, p. 704; J. A. C. Van Leeuwen y Jacobs, p. 279; R. C. H. Lenski, pp. 898, 899; C. E. B. Cranfield, p. 781; A. Schlatter, p. 396; W. Sanday y A. C. Headlam, p. 417; O. Michel, p. 377, A. F. N. Lekkerkerker, Vol. II, p. 187; y, más recientemente, R. Y. K. Fung, “Charismatic versus Organized Ministry”, EQ, 4 (1980), pp. 195–237.

Por otra parte, B. H. Beyer, en su artículo referente a esta palabra (Th. D. N. T., Vol. II, p. 93), dice que es una pregunta sin respuesta cierta si Pablo se está refiriendo a un cargo fijo o simplemente al servicio que Febe brindaba a la comunidad. J. Denny, p. 717, considera que la traducción “diaconisa” es “demasiado técnica”. S. Greijdanus (Vol. II, p. 657) también rechaza “diaconisa”. H. Ridderbos señala que si Febe ministra a los santos, tal cual lo aclara el v. 2, ella es una servidora de la iglesia. Lo que Pablo enfatiza es la importancia de Febe para la iglesia. Que la palabra διακονος, tal como aquí se la usa, se refiera al cargo eclesiástico de diaconisa es algo que no puede ser probado. Ridderbos añade que en ninguna otra parte menciona el Nuevo Testamento a diaconisas (pp. 341, 342).

C.N.T. Comentario del Nuevo Testamento, G. Hendriksen

425 προστάτις fem. de προστάτης, alguien que se pone al frente, un protector, ayudante.

C.N.T. Comentario del Nuevo Testamento, G. Hendriksen

[1] Hendriksen, W. (2006). Comentario al Nuevo Testamento: Romanos (pp. 555–558). Libros Desafío.

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