“Padre,…, que también ellos sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me enviaste.”
Juan 17:21
para que el mundo crea que tú me enviaste.”
Juan 17:21
¡Qué oración la del maestro! A tan solo unas pocas horas de que nuestro Señor fuese traicionado y entregado a las autoridades. Instantes antes de salir al Torrente del Cedrón donde estaba el huerto que sería testigo de la agonía espiritual del maestro (Juan 18:1), El oró lo que pasaría a la historia como la Oración Sacerdotal de Jesucristo. El sabía lo que le sobrevendría a los discípulos en aquella madrugada en que el seria arrestado y comenzaría su camino al calvario. El sabía que sus seguidores pasarían momentos de mucha angustia y tribulación por causa de su Nombre. El oró para que seamos santificados en su verdad ya que muchos vendrían a esa verdad por la palabra de ellos. Y es precisamente en esa oración donde el nos da a todos sus discípulos una razón para estar unidos.
El Señor oró para que seamos uno en nuestra manera de ser y actuar delante de la presencia del Padre. O sea, los seguidores de Cristo, hemos de ser uno a pesar de la diversidad humana. En esta oración no hay cabida para la independencia de tantos hermanos en la fe que han optado por encerrarse en una vida cristiana de soledad. Es también en esta oración la petición divina para que no exista una familia que viva una fe solitaria donde la iglesia no es necesaria. Este sentir de ser uno es también para el matrimonio aquel en el cual cada uno quiere su independencia a sabiendas de que Dios los ha unido para que sean una sola carne. La oración también alcanza el adolecente que se quiere ir de casas y olvidar la unidad que hay en el calor del hogar. Quizás no es un hogar perfecto, pero es tu lugar. El Señor también pide por aquella iglesia local que ha decidido ignorar la existencia de otras iglesias.
¿Y sabes? El Señor también oró esa oración porque el sabia que el mundo creería en el El al ver la unidad de sus seguidores. A menudo no pensamos en el poder de la unión y de ser como un solo cuerpo en Cristo a pesar de la pluralidad que nos rodea. Nuestro maestro quiere que alcancemos a otros y que la verdad de Su evangelio alcance al mundo que nos ve. Por lo tanto, hemos de tener una característica que el mundo vea como única. Esta ha de ser una característica que no se vea en ningún otro grupo de personas. ¿Pero cuál característica es esa? Simplemente, que aunque representemos diferentes lenguas y naciones somos uno en el Señor. Como resultado, miles de almas creerán.
¡Oh que Dios nos dé el amor y el deseo de que los cristianos seamos uno, asi como Cristo y el Padre son uno! - ¡Amén!
Pastor Israel Cordovés, Jr.
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