Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá
Marcos 11:24
Para que la oración tenga algún valor, debe tener
peticiones definidas por las cuales suplicar. Hermanos míos, a menudo divagamos
en nuestras oraciones, yendo tras esto, eso, y lo otro, sin obtener nada,
porque en cada caso realmente no deseamos nada. Parloteamos acerca de muchos
temas, pero el alma no se concentra en ningún objetivo. ¿Acaso no se ponen de
rodillas, algunas veces, sin haber pensado de antemano qué quieren pedirle a
Dios? Lo hacen por costumbre, sin ninguna motivación de corazón.
Son semejantes
a un hombre que va a una tienda sin saber qué artículos quiere comprar. Quizá
llegue a hacer una compra útil estando allí, pero ciertamente no es muy sabio
adoptar un plan así. Y de igual manera, cuando el cristiano está orando, puede
sobrevenirle un deseo real, y alcanzar su fin, pero cuánto mejor le iría si,
habiendo preparado su alma mediante la reflexión y un autoexamen, viniera a
Dios con una súplica real, con un objetivo que quiere alcanzar.
Por Charles Haddon Spurgeon
(Tomado del Sermon No.
328. Predicado
la mañana del Domingo 12 de Agosto, 1860. Eeter Hall, Strand, Londres.)
Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá
Marcos 11:24Son semejantes a un hombre que va a una tienda sin saber qué artículos quiere comprar. Quizá llegue a hacer una compra útil estando allí, pero ciertamente no es muy sabio adoptar un plan así. Y de igual manera, cuando el cristiano está orando, puede sobrevenirle un deseo real, y alcanzar su fin, pero cuánto mejor le iría si, habiendo preparado su alma mediante la reflexión y un autoexamen, viniera a Dios con una súplica real, con un objetivo que quiere alcanzar.