En las épocas antiguas, antes de Cristo, era común escuchar que a los reyes
se les llamara guías y pastores como un atributo del poder y control que ellos
tenían sobre las personas. Los historiadores y arqueólogos han encontrado
también que era muy común esta designación sobre todo en Egipto, Babilonia y
Asiria. Igualmente, en la mitología de varias culturas antiguas se ha
encontrado que se les llamaban pastores a varios dioses. Sin embargo,
todos esos pastores no eran más que hombres o creaciones de la imaginación
cuando estos eran personajes mitológicos.
Con nuestro dulce niño del pesebre no es así. La promesa referente a ese
niño del pesebre era que el sería un guiador, palabra que también en los
tiempos antiguos se utilizaba para referirse a los gobernadores militares. ¡Qué
hermosas y poderosas palabras para describir al niño Jesús! Estos términos nos aseguran
que nuestro hermoso niño del pesebre es nuestro protector y guía militar. ¡Con
razón ningún imperio de ese mundo prevalece contra él!
Pero la promesa se extiende aún más cuando leemos también que nuestro guía
es el que nos apacienta. En otras palabras, el niño de las navidades, era el
pastor esperado que apacentaría a la nación de Israel. Pero para nosotros, ¿Significa este niño el guía militar que nos protege
y el pastor que nos apacienta? Quiera Dios en estas navidades experimentemos
esta hermosa promesa antigua que en el niño del pesebre se hizo una realidad,
nuestro guía y nuestro pastor. ¡Feliz Navidad!
¡Amén! (Por el Pastor ICC)