“…y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.” Marcos 4:29
Marcos 4:26-29 (Parábola del crecimiento de la semilla)
Introducción:
1. Esta parábola que veremos hoy es muy interesante porque solo aparece una vez en los evangelios. No es como las demás que aparece en dos o en tres evangelios.
2. Queremos responder como crece el reino de Dios pero primero tenemos que definir que es el reino de Dios y donde tiene que crecer…. Primeramente, el reino de Dios está ya en medio nuestro. Nosotros aprendemos en los evangelios que el reino de los cielos ya llegó pero todavía no estamos en la consumación final de ese reino. En segundo lugar el reino de los cielos está en nuestros corazones. Los creyentes tienen que vivir dando muestras de que somos ciudadanos del reino de Dios.
I. PARA QUE EL REINO CREZCA HACE FALTA UN VERDADERO CREYENTE v26
1. Un creyente es el instrumento de Dios para que el reino de Dios crezca: “v26 Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre”
a. Humanos, “…como cuando un hombre…”
Notemos que la Biblia no nos dice “…como cuando muchos hombres y mujeres…” Dios no depende de números para hacer una gran obra… Dios simplemente quiere un hombre o una mujer, un joven, un padre, una madre,… Simplemente un creyente. No obstante los números son el resultado de uno o de unos pocos que son capaces de poner en práctica la fe…
b. El corazón del hombre
El reino de Dios tiene que crecer primeramente en el corazón del hombre o mujer de fe para que el reino pueda avanzar… Si el corazón del hombre o mujer de Dios no está preparado con las bendiciones del reino de Dios, pues este no podrá ser de bendición para otros en el crecimiento del reino. En términos prácticos, si el corazón de un creyente no crece en Cristo pues la influencia en la vida en el reino será poca. Quizás por es por esto que hay tan poca infrecuencia de la iglesia en el mundo. Los creyentes no han permitido que el reino de Dios crezca verdaderamente en sus corazones… Por ejemplo, los creyentes tienen que dar frutos del espíritu. Si no se crece en frutos pues el reino no crece, no avanza, no somos buena influencia para el mundo.
2. Un creyente verdadero simplemente echa la semilla: v26b “…echa semilla en la tierra;…”
a. Hay que tener fe para echar la semilla
Notemos que cuando hablamos de la comparación hecha por el maestro estamos en presencia de alguien que simplemente ‘echa la semilla en la tierra.’ Dios solo quiere que cumplamos nuestra labor en el reino que tiene que ver con tirar la semilla. Por cierto, esta parábola está muy relacionada con la parábola del sembrador. Nuestra labor es tener fe de que la semilla dará su fruto según (como veremos más adelante) el proceso divino… Mat 13: 24 Les presentó otra parábola diciendo: "El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
b. La tierra donde cae la semilla
La tierra cada vez está peor…. Se necesita entender que la semilla del evangelio se tira en la tierra pero que no es nuestra labor preocuparnos ni afanarnos por su crecimiento… Esto último parece algo controversial porque básicamente estoy diciendo que una vez que damos la palabra del evangelio pues nos olvidamos de la persona… Esto no es lo que quiero decir. Lo que quiero enfatizar es que no podemos amargarnos en la obra de Dios o en la vida en el reino. A veces queremos jugar al papel de Dios. Simplemente debemos de dejar que Dios haga su labor y no nos podemos meter a ser dioses. Es en este contexto en que vemos a los muchos jóvenes que crecen en las iglesias y jamás reciben a Cristo… de la misma manera es en este contexto en que vemos creyentes de más de 20 años en el evangelio y no dan fruto. No podemos amargarnos allá ellos con Dios… Esto nos lleva a la segunda idea de la parábola que queremos enfatizar hoy…
II. PARA QUE EL REINO CREZCA HACE FALTA EL DÚO PERFECTO DE LA PACIENCIA Y LA HUMILDAD V27
1. La Paciencia: v27 “…y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.”
Nosotros nos preocupamos a menudo sobre el crecimiento del reino de Dios tanto en la iglesia como en la vida individual del reino en la vida del creyente… nosotros no podemos preocuparnos con el crecimiento del reino… es muy fácil caer en la tentación de pensar que nosotros podemos hacer el papel de Dios en la iglesia pero eso es un error. Es más, en la vida de los creyentes no podemos ser los padres y madres de los miembros de la iglesia.
Tenemos que buscar la manera para que los creyentes crezcan y maduren… Nosotros vivimos hoy en un tiempo donde nos hemos equivocado pensando que nosotros los creyentes y líderes de las iglesias podemos hacer que las personas crean en Cristo. No… nosotros ayudamos, pero solo Dios da el crecimiento en todos los sentidos…
Yo estoy cansado de ver cristianos de más de 20 años en el evangelio y no acaban de crecer. Ellos solo vienen a la iglesia y no dan frutos de ningún tipo. Y en este país es difícil dar fruto. Mucho más que en nuestros países latinos donde el tiempo sobra…
El trabajo en el reino de Dios es una cuestión de paciencia donde hay que vivir la vida sin alteraciones…. Nosotros nos preocupamos y nos afanamos mucho y total para que… ahora nos peleemos y nos fajamos y luego salimos allá afuera y nos mata un carro…. La iglesia sigue, los hermanos siguen y en 15 días nadie se acuerda de uno…. Esta es la simple realidad… y hablo de esta manera porque muchos asisten a la iglesia y viven una vida pendenciera donde todo para ellos es peleas. Quizás por eso es que hay cada vez más iglesias que ni siquiera tienen juntas de negocios. Porque envés de buscar el bienestar de los creyentes y la iglesia desaniman y afectan la vida espiritual de todos…
El reino de Dios crece y se desarrolla gradualmente. Y tenemos que tener paciencia porque es una labor muy difícil…. Sant. 5:7; "Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía."
Comentario: Esta parábola hace referencia “al hombre que atiende sus ocupaciones ordinarias, dejando la simiente a las leyes bien conocidas de la vegetación bajo las influencias favorables del cielo. Este es el sentido de la expresión “la tierra del suyo fructifica” en el v. siguiente (Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D. (2002). Comentario exegético y explicativo de la Biblia - tomo 2: El Nuevo Testamento (96). El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones.)
El verdadero creyente sabe que en la obra de la siembra del reino de Dios se necesita paciencia. Yo como pastor trato de recordarme de esto constantemente. La paciencia, ¡Oh, divino fruto del espíritu! Sin ti no pudiéramos resistir el llamamiento que hemos recibido… Cuando uno sabe qué hecho la palabra en la tierra pueden entonces descansar… puede dormir y levantarse tranquilo porque sabe que ha hecho lo que Dios le ha mandado a hacer….
2. La Humildad: v27b “…sin que él sepa cómo.”
Hoy más que nunca entiendo la importancia de la humildad. Y la entiendo no porque soy humilde sino porque sé que cuando pienso y me creo que lo soy, pues no lo soy…. Y se que es con un corazón humildad en que Dios puede trabajar la semilla de su reino en la tierra de nuestros corazones…
El creyente que trabaja en el reino de Dios con un corazón verdadero no sabe ni entiende el crecimiento del reino… simplemente sabe que este crece y se goza en ello….
Esta es para la parte más hermosa de la parábola porque se ve la realidad de que nosotros no entendemos cómo crece el reino pero si podemos ver los resultados.
Y lo más importante, esta expresión nos ha de llevar a vivir una vida humilde. Una de las cosas más grandes de la fe cristiana es que no entendemos cómo pasan las cosas pero pasan y Dios si sabe por qué y lo hace todo con un propósito. Nosotros no sabemos cómo pero Dios si lo sabe… por eso tenemos que ser humildes…
Tenemos que ser humildes ante Dios y ante los hombres…. El orgullo consume a millones de cristianos. El orgullo siempre encuentra por donde entrar a nuestros corazones y sería bueno ver en esta parábola que cuando lidiamos con el crecimiento del Reino de Dios todos tenemos en común algo: NUESTRA IGNORANCIA.
Una cosa más hay en esta parábola que nos acordamos con la expresión “sin que el sepa cómo,” El sembrador no sabe cómo es que de una semilla resulta la vida… nosotros solo podemos sembrar la semilla de la palabra pero no podemos entender cómo crece…
Recordemos siempre que el crecimiento es secreto y misterioso pero visible: Cuando hablamos del reino de Dios estamos en presencia de algo que es visible si es verdadero… muchos cristianos viven la vida cristiana sin dar frutos…
III. PARA QUE EL REINO CREZCA HACE FALTA CREER EN EL PROCESO DE DIOS: V28-29
1. Confiemos en el proceso de Dios: Hierba, Espiga, Grano en la espiga y finalmente el fruto listo para la ciega. V28 “…Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga;…”
Comentario Bíblico: Y cuando el fruto fuere producido—llegue a su madurez—luego se mete la hoz, porque la siega es llegada—Esto señala de manera encantadora la transición de la condición terrenal del cristiano y de la iglesia, a la condición celestial. (Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D. (2002).
El sembrador tiene la responsabilidad de sembrar (echar) la semilla y de recoger la cosecha. NO obstante no entiende no entiende cómo es que la semilla crece hasta producir frutos… De la misma manera cuando trabajamos en el reino, solo podemos sembrar y regar la palabra (1 Co 3:6–8)
2. Confiemos en que el arduo trabajo de la ciega terminará un día con nuestro descanso en el reino final de Dios: v29 “…y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.”
La Palabra nos dice que “…ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, quien da el crecimiento. (RVA 1 Cor. 3:7).
Algún día veremos los frutos maduros y también seremos testigo de la obra de Dios cuando el ‘meta la hoz’ en este mundo…
En cuanto a la obra de la iglesia. Algún día cosecharemos las almas que genuinamente responderán al divino llamado del evangelio. No nos rindamos. No nos dobleguemos ante el duro trabajo en el reino… algún día recogeremos. No nos dobleguemos ante la obra satánica que tanto nos quiere desanimar. No nos dobleguemos ante la espera por los frutos, a su tiempo recogeremos.
Conclusión:
RVA 1 Cor. 3:6 Yo planté, Apolos regó; pero Dios dio el crecimiento. 7 Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, quien da el crecimiento. 8 El que planta y el que riega son una misma cosa, pero cada uno recibirá su recompensa conforme a su propia labor. 9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois huerto de Dios, edificio de Dios.
Filipenses 1:6; "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo."
¡Amén!
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