“Andemos decentemente, como de día” -Romanos 13:13-14
La decencia cristiana, ¡Qué gran tema de la vida y ética cristiana menciona el Apóstol! Para el inspirado Apóstol, hay una sola forma de ser, la forma del Señor Jesucristo. Cualquier otra forma es indecente o deshonesta. Vivimos en un tiempo donde se vive una filosofía relativista. Esta es una época en que no hay ni malo ni bueno, según la mentalidad de hoy todo depende de la demanda del momento.
El llamado bíblico es caminar en la decencia cristiana. ¿Y qué palabra tan propia para exhortarnos? Esta palabra, traducida como “decentemente,” es la misma utilizada en otros dos pasajes: 1Corintios 14:40 y luego en Tesalonicenses 4:12. Nos llama la atención que en Tesalonicenses la palabra ha sido traducida como “honestamente.” Y no cabe duda que la forma de Cristo, es la única “decente” y “honesta.”
Es también importante notar que en este pasaje Pablo, toma como punto de partida para una vida de buen testimonio la forma en que nos comportamos de día, o sea, cuando nos están mirando. Es imprescindible que nosotros los cristianos meditemos en que nuestra forma de ser ha de ser intachable. Nuestro testimonio ha de ser a cada hora como si nos estuvieran mirando. Muchos cristianos viven una vida de doble cara. Son unos cuando los están mirando y otro cuando no los ven. El mundo vive como si fuera de noche, con razón el salmista dice que “En la oscuridad deambula el hombre (Salmos 39:6).” Y aun pero es el sentir de la humanidad que ama mas “las tinieblas que la luz (Jn. 3:19).” La humanidad vive en la oscuridad de la noche, viviendo en la penumbra de acciones que desagradan al Dios santo y verdadero. El cristiano ha sido escogido para salir de tal opacidad y reflejar la luz de Cristo en sus vidas. Cristo no quiere que seamos vidas encendidas que se escondan “debajo de un cajón (Mt.5:15).”Quiera Dios que aprendamos las exhortaciones del Apóstol. Dios nos esta mirando siempre y todo lo que hacemos es para su honra y gloria.
¡Cristianos seamos decentes a la manera de Cristo!
-¡Amén!
Por el Pastor Israel Cordoves, Jr.
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