No, la salvación no se puede perder y la evidencia Bíblica es como sigue:
(2) En segundo lugar, de acuerdo a la doctrina de la perseverancia de los santos la cual declara que Dios es fiel y por lo tanto es fiel a los que el salvó con la sangre de Su hijo y luego selló con el Espíritu Santo. ¿Cómo podría Dios salvar y sellar para luego quitar la salvación y remover del creyente lo que él ha sellado con su Santo Espíritu? (Ef. 1:13; 4:30).
(3) En tercer lugar, creo que si la salvación se perdiera, entonces no tenemos un buen salvador.’ En otras palabras, si la salvación se pierde entonces la sangre de Cristo no es segura ni tiene poder verdadero para salvarnos y limpiarnos de todo pecado (1 Jn. 1:7).
(4) En cuarto lugar, cuando uno es hijo de Dios, es siempre hijo. ¿Cómo pudiera Dios adoptarnos como hijo y luego decirnos que no nos quiere más como hijos? Tal actitud seria criminal y no mu estra el verdadero amor de Dios que nos invita a ‘Mirad cuán grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios (1 Jn. 3:1).’
(5) Finalmente, nosotros hemos sido justificados por Dios, terminología legal que nos declara que aún el peor pecador, cuando es salvo por Cristo es legalmente declarad o justo por el único Dios y Juez del Universo. ¿Cómo podría el divino Juez contradecir su propia palabra legal? La Biblia nos enseña que Dios nos es hombre para que se arrepienta (1 Sam. 15:29).
(1) Primeramente, es imposible perder lo que Dios da por gracias
porque entonces
la salvación dejaría de ser gracia. Por otra parte, si la salvación se perdiera entonces estamos en presencia de una salvación basada en méritos y obras, lo cual es un argumento utilizado por aquellos que creen en la llamada ‘caída de la gracia;’ y tal argumento no es bíblico ‘porque por gracia sois salvo (Efe. 2:8).’
(2) En segundo lugar, de acuerdo a la doctrina de la perseverancia de los santos la cual declara que Dios es fiel y por lo tanto es fiel a los que el salvó con la sangre de Su hijo y luego selló con el Espíritu Santo. ¿Cómo podría Dios salvar y sellar para luego quitar la salvación y remover del creyente lo que él ha sellado con su Santo Espíritu? (Ef. 1:13; 4:30).
(3) En tercer lugar, creo que si la salvación se perdiera, entonces no tenemos un buen salvador.’ En otras palabras, si la salvación se pierde entonces la sangre de Cristo no es segura ni tiene poder verdadero para salvarnos y limpiarnos de todo pecado (1 Jn. 1:7).
(4) En cuarto lugar, cuando uno es hijo de Dios, es siempre hijo. ¿Cómo pudiera Dios adoptarnos como hijo y luego decirnos que no nos quiere más como hijos? Tal actitud seria criminal y no mu estra el verdadero amor de Dios que nos invita a ‘Mirad cuán grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios (1 Jn. 3:1).’
(5) Finalmente, nosotros hemos sido justificados por Dios, terminología legal que nos declara que aún el peor pecador, cuando es salvo por Cristo es legalmente declarad o justo por el único Dios y Juez del Universo. ¿Cómo podría el divino Juez contradecir su propia palabra legal? La Biblia nos enseña que Dios nos es hombre para que se arrepienta (1 Sam. 15:29).
No obstante, debo aclarar que en la biblia podemos aprender que los que “perdieron la salvación,” si es que así se quiere decir, es porque nunca la tuvieron. Por ejemplo, Judas nunca fue salvo.
Quizás sea en ese contexto donde podemos escuchar la firme letra del Apóstol Juan cuando declara, “Salieron de entre nosotros, pero
no eran
de nosotros; porque si hubieran sido de
nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron, para que fuera evidente que no todos eran de nosotros (1Jn. 2:19).”
Por el Pastor ICC