Isaías 55:2
La voz del profeta está todavía vigente. Miremos a nuestro derredor con un corazón sincero para que veamos como la vida nos enreda con sus vanidades. Se trabaja muy duro y luego la ganancia se va en vanidades que ni siquiera alimentan ni satisfacen. El reto divino es sin duda alguna que busquemos al sabiduría divina para gastar nuestro dinero con prudencia. En estos tiempos en que la economía mundial está cayendo en un precipicio sin fondo, sería bueno que los hijos de Dios, los nacidos de nuevo a través de la sangre de Cristo, doblemos nuestras rodillas con clamor para que Dios nos ayude a ser prudentes con el dinero.
Los pastores nos encontramos a menudo hablando y aconsejando familias cuyo tema primordial de discordia es el dinero. Las parejas discuten y no llegan a un acuerdo sobre cómo utilizar el dinero que entra al hogar. Mientras uno quiere administrar y guardar el dinero, el otro quiere gastarlo en algo que considera necesario para la familia. De la misma manera, mientras que los padres quieren lograr estirar el dinero para resistir lo que queda del mes, el hijo, con una mentalidad egoísta quiere unos zapatos súper caros y también un teléfono celular que sea capaz de comunicarse con todos los extraterrestres de la escuela. ¿Quién tiene la razón? ¿Qué hacer?
Las palabras del profeta son muy sabias y prácticas para hoy. ¿Qué tal si sencillamente buscamos utilizar el dinero solo en aquellas cosas que alimentan. Dice el verso que el pueblo de Dios gastaba el dinero en lo que no era pan. Dios quiere que utilicemos el fruto de nuestro trabajo, pero en algo que verdaderamente nos alimente. El pan en este pasaje es algo literal, pero sería bueno meditar en las muchas veces en que utilizamos nuestro dinero en lo que, espiritualmente hablando, no es pan para alimentarnos. Nosotros tenemos que buscar invertir el fruto de nuestro trabajo en lo que verdaderamente satisface nuestras almas y que glorifica a Cristo. Pidamos en oración sabiduría para saber en qué utilizar nuestro dinero. Recordemos que gastar es fácil, comprar lo necesario es difícil. ¡Oremos para que sepamos comprar lo necesario!
¡Amén!
Pastor Israel Cordovés, Jr.
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