No apaguéis el Espíritu. 1 Tesalonicenses 5:19
Tengo en mi conciencia haber apagado al espíritu en un culto de adoración mientras predicaba un domingo a las seis de la mañana en la cárcel Central de la Florida. Fue un domingo por la mañana en el año noventa y ocho. Ya yo llevaba tres años predicando en la cárcel; y normalmente los cultos en que yo predicaba eran los primeros de la mañana. Ya no me recuerdo sobre lo que prediqué, pero si me acuerdo de lo que yo añoraba ver pero que no lo creí cuando lo vi con mis propios ojos, ese famoso mover del Espíritu Santo del que muchos en la historia han hablado.
Cuando llevaba unos veinte minutos predicando, repentinamente unos cinco hombres afroamericanos comenzaron a llorar. Había en total unos cuarenta y cinco o cincuenta presos. Yo, en mi mente conservadora y calvinista, me empecé a preocupar cuando vi que otros se unieron también al llanto. Comenzaron a orar oraciones en voz alta donde pedían perdón por sus pecados. Yo jamás había visto algo semejante. Lo que más me llamaba la atención fue ver unos hombres de más de seis pies llorando como unos niños. Yo no sabía lo que pasaba, pero comencé a concluir el sermón e hice un llamamiento. Mi pecado fue que hice el llamamiento con una mente cuestionadora y racional. Reflexionando en los días siguientes, yo concluí que habíamos sido visitados por el Espíritu Santo. Durante esos días yo me había leído la autobiografía del Evangelista misionero Florentino Toirac y otros grandes misioneros de la historia cristiana. Durante esos meses estube estudiando la Biblia sobre el tema del Espíritu Santo y de las cosas que él hace para quebrantar corazones. Pero yo, en ese día, con mi mente racional, dudé de la presencia de nuestro amado Espíritu Santo cuando delante de mis propios ojos ocurrió lo que sobre tanto yo había leído.
Hoy miro ese día y me pregunto, “-¿Que hubiese pasado en aquella unidad de la cárcel si yo no hubiese dudado y si yo hubiese puesto a un lado mis prejuicios fundados por el conservadurismo fanático?’ Son muchas las ocasiones en que mi mente viaja hasta aquel día, el día en que yo retuve la obra del Espíritu por el miedo del qué dirán. ¿Cuántos cristianos no cometen ese error? Yo me doy cuenta cuando en las iglesias los pastores mandamos a pasar al frente para orar en la plataforma y muchos ponen una expresión de asombro. Muchos se apresuran a decir que tal actitud es buscar sensacionalismo o abrirles las puertas al pentecostalismo moderno que no hace otra cosa que jugar con las bellas enseñanzas de la obra del Espíritu. Sabemos que lo anterior pasa y a menudo. Pero también se hace visible el orgullo que consume a muchos cristianos de hoy día cuando se niegan a orar en la comunidad de los creyentes y mucho menos arrodillados donde puedan ser vistos por otros. Lo interesante es que luego están añorando un avivamiento. También frenamos la obra del espíritu, apagando sus obras de una manera cruel cuando nuestros corazones están contaminados por malos pensamientos, raíces de amarguras hacia otros hermanos y líderes del rebaño del Señor. También nos dejamos ahogar por el cansancio de la semana hasta el punto de no descansar en el Señor y dejar que el dulcifique nuestras almas. La crisis es tan grande que ya ni siquiera se habla del Espíritu Santo. Sería bueno que meditemos en este verso tan corto y que le obedezcamos. No apaguemos al Espíritu. El quiere obrar en nuestras vidas. ¡No escuchemos los prejuicios de los muchos ni el dogmatismo religioso de aquellos que en sus amarguras quieren inpedir que nos gocemos de la divina presencia del Espíritu!
¡Amén!
Pastor Israel Cordovés, Jr.
Hay algo que no podemos negar en toda esa historia y es que nuestro Padre celestial le uso a usted para hacer quebrantar aquellos corazones y a pesar de que en ese momento,(segun usted, no lo cuestiono) al ver algo inesperado reacciono de esa manera; ellos como sea habian sido tocados por el Poder del Espiritu Santo, y no hay marcha atras cuando Jesus comienza la obra segun la Palabra la perfecciona. Todos los dias aprendemos y de esta experiencia aprendio usted, nosotros y ellos.Y siempre, siempre Dios recibira la Gloria y su palabra no regresa vacia. Amen y amen.
ResponderEliminarGracias por sus palabras. Dios perfecciona sus obras. En las semanas siguientes tube la oportunidad de ministrar en privado a varios de los que dieron testimonio y que estubieron en aquella manana. Y puedo testificar que la manera de hablar y actuar de aquellos hombres mostraban vidas que habian nacido de nuevo.
ResponderEliminarBendiciones.